Desarrollo rural
las áreas rurales son un activo fundamental en Europa, pero
la despoblación y el aislamiento que ha sufrido el medio rural en los últimos
años ponen en riesgo de desarticulación a una sociedad, cuyos miembros pueden
llegar a sentirse abandonados. El uso de las Nuevas Tecnologías de la
Información y Comunicación (TIC) permite mejorar la calidad de vida y trabajo
de los ciudadanos de las zonas rurales, para fortalecer la creación de valor en
la economía rural, tanto en los sectores tradicionales como en los nuevos,
permitiendo que las zonas rurales se integren y participen plenamente en una
economía europea basada en el conocimiento.
Los nuevos servicios avanzados que pueden ofrecerse a través
de las Nuevas Tecnologías son un elemento clave para conseguir la cohesión
territorial y la vertebración económica y social. Pero el aprovechamiento de
las oportunidades que ofrecen las TIC no se producirá de forma automática sino
que debe ser impulsado por las instituciones públicas, por las empresas
tecnológicas y los propios habitantes de las zonas rurales. Es decir, se debe
ver el acceso a las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación como un
derecho más de los ciudadanos.
Desarrollo urbano
En una sociedad de la información y comunicación como en la
que nos encontramos, la apuesta tecnológica es crucial, ya que la tecnología
crea mayores oportunidades de servicio, mejorando la competitividad de las
empresas y servicios permitiendo recortar progresivamente la tradicional distancia
con respecto a la población urbana. Hasta hace no mucho tiempo, en las ciudades
se concentraban todos los grandes servicios de la población, quedando el campo
en una situación de desfase, que generaba su continuo despoblamiento.
La vida urbana cada vez es más tecnológica, esto ya es una
realidad. Las tecnologías digitales conviven con nosotros, abriendo una nueva
capa superpuesta en el espacio físico: “lo digital”. En esta era digital y IV
Revolución Industrial, las ciudades son el escenario dónde todo interacciona y
se concentran experiencias, se comparten herramientas tecnológicas,
laboratorios urbanos, actividades, se promueven iniciativas de co-creación-
participación, y se intercambian datos, información, en definitiva,
conocimiento y creatividad. Si durante la revolución industrial las fábricas
eran el principal motor de creación de riqueza, en la emergente sociedad de la
información, el rol lo tienen las redes de comunicación y la capacidad
intelectual de la sociedad para transformar la información en conocimiento.


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